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Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad. Nadie
siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoger rosas sin sentir sus
espinas. Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores... enterrar
muchas semillas, y abonar mucha tierra. Nadie hace obra sin martillar
sobre un edificio, ni cultivar amistad sin renunciar a si mismo.
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