miércoles, 19 de diciembre de 2012

17:00

Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad. Nadie siente el amor sin probar sus  lágrimas, ni recoger rosas sin sentir sus espinas. Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores... enterrar muchas semillas, y abonar mucha tierra. Nadie hace obra sin martillar sobre un edificio, ni cultivar amistad sin renunciar a si mismo.

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