viernes, 24 de febrero de 2012

La aventura del chocolate.

   Miles de caras, ninguna conocida. Con esto te encuentras cuando llegas al aeropuerto. Cientos de personas, las hay asustadas y a la vez emocionadas porque será su primer viaje en avión, los hay que se conocen el aeropuerto como la palma de su mano, personas que pasan más tiempo allí que en sus propias casas, gente enfadada, los típicos perdidos que no saben a donde van, los que siempre llegan tarde y cuando suben al avión parece que hayan corrido la media maratón...
   ¿Y qué decir del tema maletas? La incertidumbre de si cabrá en la caja que delata que es más grande de lo permitido, esperar el avión sentada encima con la esperanza de que la ropa encoja, rezar todo lo que sepas para que no te hagan abrir la maleta (no serás capaz de volver a cerrarla).
   Pero ahora llega lo mejor, ¡¡el detector de metales!! Quitarte las seis capas de ropa que llevas encima, los zapatos, y que aun así el jodido cacharro pite y tenga que cachearte. Señores, sientanse afortunados si el cacheo no llega a intento de violación. Risas aseguradas.
   Pero todo pasa, subes al avión, te colocas en tu asiento (¡ventanilla!), las rodillas te dan en el asiento de delante pero no importa porque... ¡Despegamos! Oídos taponados, mariposas en el estómago. La ciudad se ve cada vez más pequeña. Por delante, dos horas de avión. A un lado, gente dormida, al otro, gente viendo películas en sus maravillosos portátiles, otros que pintan, otras mascan chicle como si no hubiera mañana con la esperanza de recuperar el oído. Yo, prefiero mirar por la ventana. Ciudades en miniatura con un ritmo de vida frenético mientras tú estás en esa pequeña burbuja llamada avión, cumpliendo el sueño de todo ser humano: VOLAR.
   ¡Bélgica! Por fin en tierra, con el culo más plano que los llanos de Cáceres. Correr porque pierdes el autobús que te llevará al tren que te llevará a la cama. Aceras de adoquines, llueve, la maleta se da la vuelta (hasta un punto que empiezas a plantearte si eres retrasada), comienza una gran aventura (Risas). Ahora si, ¡llegamos! Hay que cenar y dormir, sobre todo dormir. Ponemos la alarma para nada porque nos quedaremos dormidas. Estación de tren, el camino resulta no ser eterno como había parecido la noche anterior,no hace frío, Brujas, la ciudad del chocolate. Tienda de gofres cerrada, no lloro porque ya soy una niña mayor y ya lo dice la canción, "big girs don´t cry". Aquí empieza la interminable lista de alemanes/belgas/dedondehassalidohijomio con los que me casaría. 130 fotos.
   Al día siguiente, cafeína en vena, nos vamos a Maastricht, ¿quién dijo que las ciudades del norte de Europa son sitios grises sin vida? Se nota que no conocía esta ciudad. Para los despistados, os recordaré que está en Holanda, y que existen los coffee shop. Mi monedero sufre el primer asalto a mano armada (demasiadas tiendas y soy humana). 170 fotos.


   Con ocho horas de sueño... ¡Gante! ¡SOL! Perfecto para poder llevar unas maravillosas gafas que disimulan tus horribles ojeras. Más rubios de dos metros y ojos azules con los que vivirías esa historia de amor llevada al cine bajo el nombre de "Sucedió en Gante". La cena romántica sería de gofres con chocolate y cerveza, siempre cerveza. 205 fotos. No me quiero ir.


   ¿Otro día más? ¡Otra ciudad que ver! Amberes. 15 futuros maridos y 176 fotos. Como estamos "on fire", después de la paliza de día decidimos salir de fiesta. CERVEZA, en francés, mi no entender, pero añado al camarero a la lista, ya van 28 futuros maridos (o motivos para quedarse, llamadlo como queráis).
   Reventadas de la vida, amanecemos al día siguiente a las 10. Paseo por Lieja y a casa. Como buenas españolas... Siesta. Despertar con un "¡¡está nevando!!" ¿cómo es posible? Hace media hora lucía el sol y ahora está todo cubierto de blanco. Noche de "filosofear" y dejar claro que los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano y, probablemente, te sobrarán.


   Entre "teorías de vida" llega el temido día, ¡CARNAVAL! Aquí una persona que odia disfrazarse se disponía a ir a una ciudad desconocida llamada Eupen, con un idioma imposible, de fiesta. Dejo claro lo original que soy: estudiante de veterinaria que se disfraza de... Veterinaria. Así me las gasto. Probablemente, el mejor día. Fiesta, mucha fiesta. Cerveza, mucha cerveza. Alemanes, muchos alemanes. Descubrir que la cigüeña tenía mal el GPRS y te dejó en el sitio equivocado, ¡tenía que haber sido alemana!. El día termina hablando en espanglishfrenchman, lo que viene siendo "ya no sé si tengo que hablar en español, inglés, francés o alemán así que lo mezclo todo". Tren. Tus pies se mueven, quieres seguir bailando. Gran día.
   Pero toca volver.
  Goodbye, au revoir, lebewohl, adiós.
  Me voy con una aventura más en el bolsillo. Una maleta que es probable que explote, chocolate y mil anécdotas que recordaré siempre. Además, 700 fotos y 30 maridos.
Gracias
23:04 Asiento 9A del vuelo NK114E con destino a Málaga.
PD: Patricia, Cristina, ¡¡que os atropeya el tranvía!!


A. Cris

jueves, 23 de febrero de 2012

A Thousand Years

Heartbeats fast
Colors and promises
How to be brave
How can I love when I’m afraid to fall
But watching you stand alone
All of my doubt suddenly goes away somehow
One step closer
I have died everyday waiting for you
Darling don’t be afraid I have loved you
For a thousand years
I'll love you for a thousand more
Time stands still
Beauty in all she is
I will be brave
I will not let anything take away
What’s standing in front of me
Every breath
Every hour has come to this



Dicen que cuando quieres de verdad, es para mil años

miércoles, 1 de febrero de 2012

Con V de VIDA

    Siempre he pensado que no soy nadie para dar lecciones, que las lecciones las debe aprender uno mismo, al juntar todo lo que le pasa a lo largo de la vida.
    A veces aprendemos de algo tan "normal" como una simple foto. Con esta, yo he conseguido reflexionar sobre esos pequeños valores que faltan en la sociedad, como la humildad, no ser egoístas, no ser materialistas, valorar aquello que tenemos, valorar la familia... Pero sobre todo, prestar tu mano a quien la necesita.
Esto no es una lección, ni una "riña", sólo una... ¿Llamada de atención? Puede que ni eso.
Ana Cristina.
Lección de vida número: 2536235262
(y las que nos faltan)