miércoles, 19 de diciembre de 2012

17:00

Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad. Nadie siente el amor sin probar sus  lágrimas, ni recoger rosas sin sentir sus espinas. Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores... enterrar muchas semillas, y abonar mucha tierra. Nadie hace obra sin martillar sobre un edificio, ni cultivar amistad sin renunciar a si mismo.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Cuentos.

"Y se enamoró de la niña más insegura,
queriéndola con sus secretos,
sus miedos, sus imperfecciones,
sus monstruos;
él se enamoró de su infierno."

sábado, 8 de diciembre de 2012

Hace frío.

Mis manos siempre estuvieron calientes y mi corazón frío.

Del latín: humilĭtas, -ātis

Según la RAE:
humildad.
(Del lat. humilĭtas, -ātis).
1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
2. f. Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie.
3. f. Sumisión, rendimiento.

Para mi, la humildad es un valor cuya importancia ha venido a menos. Hoy en día sólo vemos las cosas desde un punto de vista: "YO". Llega Navidad, una época que debería ser de alegría, familia, recordar a los que no están, una época de ayuda a quien lo necesita. Pero no, Navidad son compras, regalos, dinero, cuanto más turrón mejor, cuanta más comida haya en la mesa mejor familia somos. Igual este año podíamos intentar cambiar, al menos, lo que esté en nuestras manos. ¿Y qué hay más en nuestras manos que nosotros mismos? Se acabó pensar en lo desgraciada que es tu vida cuando tienes algo que llevarte a la boca cada día, cuando sabes que tus hijos tendrán mañana, cuando sabes que no te faltará techo ni abrigo. ¿A quién le importa lo bonito que es ese abrigo que te queda tan bien cuando hay gente muriendo de frío? ¿A quien le importa que en tu cena de Nochebuena haya 6 platos cuando hay gente que no tendrá nada que comer? ¿Es realmente esa la Navidad que queremos? Es más, ¿es así como queréis ser?
Yo no, así que no subiré al carro de la estupidez y el consumismo sin freno.
Estamos acostumbrados a pensar en los "pobres niños" que mueren de hambre, pero qué lejos está África, ¿verdad? Esta vez no, sólo tienes que mirar alrededor, caras de preocupación porque se acaban contratos, porque se recorta la plantilla, porque tu hipoteca sube y tu sueldo baja, porque tu hijo te pide esas galletas de chocolate que tanto le gustan y no se las puedes comprar, padres que se quitarían de comer para comprarles unos zapatos a sus hijos que sustituyan los viejos a los que les entra agua. Familias que no saben en qué momento se quedarán sin techo.
Para mi, Navidad es tiempo de humildad y ayuda.
(Respecto a la tercera entrada del diccionario no estoy de acuerdo, ¡nunca os rindáis

! ¡nunca seáis sumisos! Nunca). 




Aunque ahora la ayuda haga falta aquí, en vuestro país, nunca os olvidéis de ellos, los que nunca perdieron la humildad.